Sunday, April 7, 2013

Apr | 07 |La Ola de Furor

LUCHA

Lucas 2:12

Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

La Ola de Furor

Los bienes y regalos que compramos están casi siempre tan bien empacados o envueltos que rara vez existe la posibilidad de que se dañen en ya sea la transportación o la distribución. El problema es que, para la persona promedio, tratar de librarse del empaque o la envoltura puede representar un enorme problema: Uñas rotas, dientes quebrados, estirones de cabello, y en el año 2003, en el Reino Unido, 67 mil visitas al área de Emergencias de los hospitales locales fueron testimonio de lo que se ha convertido en un “ola de furor por la envoltura.” Estoy seguro que a muchos de ustedes no les sorprenderá si les digo que la Biblia siempre ha presentado sus mayores sorpresas muy bien envueltas, y que ellas también, han causado algunos problemas terribles, incluso una aterradora “ola de furor” por así decirlo.

Desde la caída del hombre en el Jardín del Edén, cuando la promesa del Campeón de la FLLE (Federación de Lucha Libre Eterna), el 'Quiebra Cabezas', fue dado como una luz y una esperanza a Adán y a todos nosotros, los genéticamente unidos a él, una lucha de proporciones gigantes ha estado tomando lugar. Una y otra vez, desde el asesinato de Abel, a través de la tentativa de corrupción de la humanidad por medio de ángeles caídos y la destrucción de Reinos Mesiánicos, el enemigo ha tratado de impedir la llegada de La Promesa, el Mesías, el Salvador, el Redentor, el Amado, el Hermoso, el Majestuoso, el Deseado, el Magnífico, el único Digno, el Rey, Maestro y Pastor, el Bueno, el Incomparable, el Hijo de Dios, el Príncipe: ¡Jesús! ¡Sí! Tan pronto como esta promesa fue dada, el clamor se oyó de parte del anunciador del ring diciendo: “¡Preparémonos para la pelea!”

El enemigo no pudo detener la llegada de La Promesa y falló todavía más al tratar de detener Su misión! Sin embargo, su ira es todavía muy grande. Bunyan estaba en lo correcto cuando, personificó a nuestro enemigo como Apolión, el Destructor, quien cuando se enfrentaba a un Cristiano que caminaba en la voluntad de Dios, venía contra él con todo su furor, diciendo: “Yo soy un enemigo de este Príncipe; odio Su persona, Sus leyes y a Su gente: He venido con el propósito de detenerte.” No teman a todas estas amenazas, queridos amigos, y no se acobarden con su fiero ataque, sino al contrario, dejen que su corazón lata al unísono con el Cristiano de la historia de Bunyan cuando dice: “Apolión, ten cuidado con lo que haces, porque yo ando en el camino del Rey, en el camino de santidad, por lo tanto, cuídate a tí mismo.” Mi amigo Cristiano, si tú andas en el camino de santidad, entonces no debes temer a las heridas de ninguna 'ola de furor' satánico. ¡El es el que debe temerte a ti!

Reflexiona: “Cristiano desenvainó después su espada, porque vio que ya era tiempo de acometer, y Apolión se lanzó sobre él arrojando dardos tan gruesos como el granizo. A pesar de los esfuerzos que hizo Cristiano, salió herido en su cabeza, su mano y su pie, lo cual le hizo ceder algún tanto. Apolión aprovechó esta circunstancia y acometió con nuevos bríos, pero Cristiano, recobrándose, resistió tan denodadamente como pudo. Este combate furioso duró cerca de medio día, hasta que casi se agotaron las fuerzas de Cristiano, porque, a causa de sus heridas, iba estando cada vez más débil.”

“Apolión no desaprovechó esta ventaja, y ya no con dardos, sino cuerpo a cuerpo, le acometió, siendo tan terrible la embestida, que Cristiano perdió la espada.—Ahora ya eres mío —dijo Apolión, oprimiéndole tan fuertemente al decir esto, que casi le ahogó, en términos que Cristiano ya empezaba a temer por su vida; pero quiso Dios que, en el momento de dar el golpe de gracia, Cristiano, con sorprendente ligereza, tomara la espada del suelo, y exclamara: —¡No te huelgues de mí, enemigo mío, porque aunque caigo he de levantarme! —y al dar una estocada mortal le hizo ceder, como quien ha recibido el último golpe. Al ver que Apolión cedía, Cristiano cobra nuevos bríos, y acomete de nuevo, diciendo: —Antes en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquél que nos amó. —Apolión abrió entonces sus alas de dragón, huyó apresuradamente, y Cristiano no le volvió a ver más por algún tiempo.”

“Durante este combate, nadie que no lo haya visto u oído, como yo, puede formarse una idea de cuán espantosos y horribles eran los gritos y bramidos de Apolión, cuyo hablar era como el de un dragón y, por otra parte, cuán lastimeros eran los suspiros y gemidos que lanzaba Cristiano de lo profundo del corazón. Larga fue la pelea, y, sin embargo, ni una sola vez vi en sus ojos una mirada agradable, hasta que hubo herido a Apolión con su espada de dos filos; entonces sí, miró hacia arriba y se sonrió, pero fue éste el espectáculo más terrible que yo he visto
jamás...Entonces una mano misteriosa le alargó algunas hojas del árbol de la vida; Cristiano las aplicó a las heridas que había recibido en la batalla, y quedó curado al instante. Después se sentó en aquel sitio para comer pan y beber de la botella que se le había dado poco antes. Así, después de haberse refrescado, prosiguió su camino, con la espada desnuda en su mano, por si algún otro enemigo le salía al paso.”

Ora: Señor, ayúdame a resistir siempre, como un verdadero guerrero. Amén.



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