Tuesday, March 19, 2013

Mar | 19 | La carga y la bendición de todo ese peso extra

SIRVE

Mateo 5:41
Si alguien te obliga a llevarle la carga un kilómetro, llévasela dos.

La carga y la bendición de todo ese peso extra

Arribé a Nazaret, me sentía muy cansado;
Sólo necesitaba un lugar donde apoyar mi cabeza.
“Hey, señor, ¿puede decirme dónde un hombre podría encontrar una cama?”
Él sólo sonrió, me estrechó la mano y todo lo que me dijo fue ‘No’.
Quita la carga de Fanny,
Quítate la carga gratuitamente;
Quita la carga de Fanny,
Y (y) (y) pon tu carga sobre mí.

Así dicen las primeras líneas de la famosa y primera canción de Jaime “Robbie” Robertson escrita para el Album Big Pink, y titulada ‘The Weight’(La carga). Ahora amigos, si piensan que las primeras líneas de esta canción son un poco raras, ¡deberían escuchar el resto! ¡‘The Weight’ es una de esas canciones que sólo el autor puede decir de qué rayos está hablando! ¡De veras! ¡Es peor que tratar de descifrar una de las visiones de Ezequiel! Por fortuna, James Vinney ha publicado algunas notas de una entrevista con el mismo Sr. Robertson sobre esta canción, donde Robertson dice: “cuando escribí ‘The Weight’, la primera canción para Music From Big Pink, yo tenía un tipo de mitología norteamericana que estaba reinventando utilizando mi conexión con el idioma universal. El Nazaret de ‘The Weight’ era Nazaret, Pensilvania. No fue premeditado –‘arribé a Nazaret’. Bueno, yo no sé si el Nazaret del cual provino Jesús es el tipo de lugar en que uno ‘arriba’, ¡pero sí sé que uno arriba a Nazaret, Pensilvania! Estoy experimentando con la mitología de Norteamérica; no fue mi intención tomar aspectos preciosos y sagrados y tornarlos en algo humorístico. Buñuel realizó tantas películas sobre la imposibilidad de la santidad: Personas tratando de ser buenas en Viridiana y personas tratando de hacer lo correcto en Nazarín. En ‘The Weight’ es lo mismo. En las obras de Buñuel estaban estas personas que trataban de ser buenas pero era imposible ser bueno. En ‘The Weight’, esto era tan simple. Alguien dice: “Oye, ¿me haces un favor? Cuando llegues allí ¿le podrías dar mis saludos a alguien, o le darías esto a alguna persona, o recogerías esto por mí? o ¿Vas para Nazaret?, ¡allí es donde se encuentra la fábrica de guitarras Martin! hazme un favor, cuando estés allí.., etc.” De eso se trata. Así que el hombre va y una cosa lleva a la otra y es como que “¡qué bárbaro! ¿qué es esto? Yo sólo vine a dejar ‘saludos’ para alguien y me encuentro en este predicamento increíble.” Fue muy Buñuelístico para mí, ese momento.

¿Saben? ¡Él tiene razón! Ayudar a las personas es un asunto muy riesgoso. Lleva esa carga de soldado por un kilómetro o dos y, ni modo, te pueden reclutar. Da un poco de pan a ese mendigo y, ¿sabes qué va a pasar? que él y sus amigos van a aparecer, sin aviso, con sus panzas vacías en la puerta de tu casa al día siguiente, ¡justo cuando tu jefe viene a cenar y estás a punto de recibir una promoción! Dona $10. a esa obra benéfica tan necesitada, con niños con pancitas hinchadas y grandes ojos cafés, y ellos van a gastar 150 dólares durante los próximos 20 años enviándote correos electrónicos, llamando por teléfono y haciendo de tu vida un lío con invitaciones para que continúes ayudando a los necesitados. Pon algunas monedas en una lata de caridad, permite que te coloquen un listón adhesivo y todos tus compañeros pensarán que eres gay. ¡Compra un broche de flor de amapola y deja que una abuelita te perfore el pecho con una aguja oxidada y manos con Parkinson, porque no le atinará a tu solapa y confundirá tu grueso cuello con un ojal para el botón, y para cuando te quites la sangre y te hayas disculpado por gritarle en su oído, habrás perdido más tiempo de tu trabajo al dirigirte al hospital local para una antitetánica! ¡Sí! Ayudar a las personas puede ser algo muy peligroso. Es muy demandante y, una vez que comienzas, bueno, nunca sabes con certeza cuándo vas a terminar.

¿ Vale la pena todo este fastidio para ayudar a la gente? ¿Ayudar a la gente, vale toda esa carga extra? ¿Ayudar a la gente vale, realmente, todo ese peso extra? ¡Bueno, Jesús dice que sí, y Jesús dice que debes hacerlo! Al hacerlo, espero que esta obediencia tan necesaria se convierta en una carga ¡y en una bendición al mismo tiempo!

Reflexiona: “Ustedes han oído que se dijo: "Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo." Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles? Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto.” Mateo 5:43-48

Ora: Señor, ayúdame a no retirarme frente a las demandas de las necesidades de otros. Señor, ayúdame a no abrumarme al tratar de cubrir las necesidades de otras personas. Señor, dame el dónde, con todo el tiempo y todos los recursos de sabiduría y de fortaleza, de discernimiento y de decisión, para ayudar, verdaderamente, con las necesidades de mis semejantes. Te lo pido en Tu precioso nombre. ¡Amén!

 

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